jueves, 28 de octubre de 2010

La belleza efímera

Amanece. Por el horizonte se deshilachan los primeros rayos de claridad, que resbalan sobre un océano en calma.
En la playa, las olas van llegando con su ritmo monótono, creando un rumor sordo y relajante.
En la distancia, un extraño barco continúa varado a consecuencia de la feroz tempestad que se ha desencadenado apenas hace unas horas.
Toda la tripulación ha conseguido ponerse a salvo, pero la mercancía se ha echado a perder; imposible recuperarla sin arriesgar vidas humanas, un precio sin duda demasiado alto para un cargamento de escasa importancia.
Resulta una visión casi fantasmagórica ver aquel barco semihundido en las aguas de la bahía, agonizando, elevando aún la proa en un intento estéril por mantenerse a flote.
Una marea oscura va cubriendo las aguas y se acerca poco a poco a la orilla, en lo que sin duda será una catástrofe ecológica más.
Algunos curiosos contemplan impotentes cómo aquella lengua negruzca se va extendiendo por la costa, sin que se pueda hacer nada por detenerla.
Muy pronto el viento comienza a arreciar de nuevo y el oleaje se torna más fuerte, como si la mar se enfureciese ante aquella nueva desgracia.
Atónitos los lugareños contemplan cómo las olas oscuras comienzan a llegar una tras otra a la orilla, tiñendo la arena de tragedia.

Y entonces sucede el milagro.


Esas olas cargadas de tinta depositan su contenido sobre la arena en donde se dibujan formas caprichosas que se asemejan a letras.
Y esas letras se engarzan entre sí, se entrelazan, se combinan de modo inverosímil y surgen palabras.
Palabras que más tarde se convierten en versos, en hermosos y efímeros versos que cada ola va depositando sobre la suave superficie de la arena.
Y esos versos caprichosos se ordenan en estrofas hasta formar un poema, el más hermoso poema que jamás se haya escrito, que jamás ojo alguno haya leído, que jamás lengua alguna haya recitado.

© Juan Ballester

1 comentario:

  1. Me gustan más sus relatos cotidianos, más realistas, menos poéticos y fantásticos. No obstante está bonito...

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